TEMAS RECURRENTES EN LA POESÍA DE ERNESTO CARDENAL

Por Antonio Aguilera


«La poesía ha sido la vocación de mi vida, 
el usar la palabrapara expresarme, el lenguaje, que sigue siendo lo más refinado,
elaborado, genuino y verdadero que tenemos para comunicarnos”.
Ernesto Cardenal

Ernesto Cardenal nace en una época y en un país donde los conflictos políticos, sociales, económicos, etc., imperaban, de tal forma que no tarda su poesía en ser un reflejo de los mismos. La vida de Cardenal fue un buscar y un encontrar, un debatirse entre el amor humano y el divino, un afrontar los problemas nacionales como actante revolucionario y como poeta comprometido, y sus versos estarán nutridos siempre con esa mezcla heteróclita; encausarán distintas temáticas, que llevarán el sello de la Vanguardia entonces emergente.

Pero, de entre esta amalgama de temas, ¿cuáles son los más recurrentes?, ¿por qué insistirá más en algunos?, ¿predomina la temática subjetiva (el mundo interior del poeta) o la concreta e influenciada por agentes externos (la revolución, la dictadura, la industrialización y tecnología de los siglos XX-XXI)? A ello dedicaré las siguientes páginas: a desentrañar las constantes en la poesía de Cardenal, sin hacer a un lado el aspecto estructural y formal, a los que me detendré en algunos momentos, puesto que lo que dice siempre estará determinado por cómo lo dice, y viceversa.

Analizaré los poemas más representativos, y extraeré la esencia que permite reconocer a Cardenal en toda su obra. Su vos —su voz poética— es la voz del pueblo adolorido que lucha por alcanzar sus ideales, la voz de las innovaciones y arquitecturas modernas, la voz, también, de la naturaleza (del pijul, del quetzal, del “perro que se disputa con el zopilote una tripa de pescado”, del jaguar, del mono, del coyote, del lagarto, de los árboles, etc.); pero, la voz que se alza con mayor eco, es la voz del poeta “los que protegemos al pueblo con palabras”, como dirá él.

Alejandra Crespo Martínez, licenciada en filosofía y letras, y redactora en la revista virtual “Revista de letras” ha hablado antes respecto a los distintos temas aunados en la poesía de Cardenal.  Nos dice:“La poesía de Ernesto Cardenal, como él mismo ha señalado, “no es muy lírica”; es una poesía de la realidad, del objeto más que del sujeto, una poesía de la vida misma y por eso en ella cabe todo, desde la lucha ideológica (“Los filibusteros”) a los guiños a la cultura más pop o contracultura (“Oración por Marilyn Monroe”), desde los temas más profanos (“De estos cines, Claudia”) a los místicos o filosóficos (“Canto cósmico”), desde la reivindicación socio-política (“Hora cero”), al amor (“Nuestras relaciones”) o desde la fe más profunda y la espiritualidad (“Salmos”) a los deseos carnales (“Anoche soñé con un coito”)” [1]

Es relevante destacar el movimiento que establece y en el que se circunscribe: El exteriorismo. Describe este movimiento y lo que significa para la gente latinoamericana en su libro Poesía nueva de Nicaragua: Selección y prólogo de 4 Ernesto Cardenal. “El exteriorismo no es un ismo ni una escuela literaria. Es una palabra creada en Nicaragua para designar el tipo de poesía que nosotros preferimos. El exteriorismo es la poesía creada con las imágenes del mundo exterior, el mundo que vemos y palpamos, y que es, por lo general, el mundo específico de la poesía. El exteriorismo es la poesía objetiva: narrativa y anecdótica, hecha con los elementos de la vida real y con cosas concretas, con nombres propios y detalles precisos y datos exactos y cifras y hechos y dichos. En fin, es la poesía impura.” (Zimmerman 1985).

De esta forma encontraremos en su poesía situaciones y objetos a los que se refiere, tan cotidianos, que muchos se atreverían a tildar de antipoéticos. Y es allí precisamente, donde radica la genialidad de Cardenal: en hacer poesía de lo que aparentemente no lo es.

Cardenal provoca y reta a cuantos lo leen, pues se escapa de las categorías poéticas, teológicas y políticas normativas, para fundir sus propias ideas y múltiples actividades públicas en una sola obra vital, innovadora y renovadora.(Luis Alberto Angulo, http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Diario/02_18_05_09.html)

En su poemario “Epigramas”, donde se entrevera el amor y la conciencia política, el poeta reconoce su humanidad, y confiesa ser fuerte como revolucionario, pero débil como amante: Yo he repartido papeletas clandestinas,/ gritando: ¡VIVA LA LIBERTAD! En plena calle/ desafiando a los guardias armados./ Yo participé en la rebelión de Abril:/ pero palidezco cuando paso por tu casa/ y tu sola mirada me hace temblar.En “Cementerio trapense”, luego de una pintura del paisaje, habla de su amor: Ha llegado al cementerio trapense la primavera,/ al cementerio verde de hierba recién rozada/ con sus cruces de hierro en hilera como una siembra,/ donde el cardenal llama a su amada y la amada/ responde a llamada de su rojo enamorado./ Donde el reyezuelo recoge ramitas para su nido/ y se oye el rumor del tractor amarillo/ al otro lado de la carretera, rozando el potrero.

En “Hora 0”, retrata el momento en que un ministro Americano almuerza con Moncada[2], y se da la libertad de representar un diálogo en inglés y español: El ministro americano está almorzando con Moncada./ “Will you have coffee, sir?”/ Moncada se mantiene mirando a la ventana./ “Will you have coffee, sir/ It’s a very good coffee, sir.”/ “What?” Moncada aparta la mirada de de la ventana/ y mira al criado: “Oh, yes, I’ll have coffee”./ Y se rió. “Certainly”./ En un cuartel cinco hombres están en un cuarto cerrado/ con centinelas en las puertas y las ventanas./ A uno de los hombres le falta un brazo./ Entra el jefe gordo con condecoraciones y les dice: “yes”.

En “León”, Ernesto hace remembranza de su infancia; reconoce la atmosfera de catolicismo que le rodeaba —y que lo marcará a lo largo de su vida—; hace un retrato breve pero oportuno de su casa, donde la arquitectura colonial se deja ver en la descripción: Yo vivía en una casa grande junto a la Iglesia de San Francisco/ que tenía una leyenda en el saguán que decía/ AVE MARÍA/ y rojos corredores de ladrillos de barro,/ viejas tejas rojas/ y ventanas de rejas ensarradas…La aliteración, muy lograda, consigue atraparnos en su juego de palabras cuando leemos  viejas tejas rojas. En “Ha venido la primavera”, nuevamente la remembranza es el protagonista, y ahora cobrará un sentido más bucólico, con elementos de la naturaleza: Ha venido la primavera con su olor a Nicaragua:/ un olor a tierra recién llovida, y un olor a calor,/ a flores. A raíces desenterradas, y a hojas mojadas (y he oído el mugido de un ganado lejano).

Pero el tema de la remembranza en Cardenal no podemos circunscribirlo solamente al hecho de extrañar, añorar un pasado; debemos entender este aspecto como aquello que, aveces da sentido a su existencia, y otras, un demonio que no le deja ser. Esto lo retrata mejor en su poema “2 AM”. Cuando escribe este poema, se halla en el monasterio trapense de Kentucky, Estados Unidos, donde se ordenó sacerdote en1965. Claramente, aunque Cardenal tenía el deseo de entregarse a una vida religiosa, de austeridad y comunión con Dios, no le dejaba ir en pos de ella la vida —bohemia, si podemos llamarla así—, de años antes. Ya he hablado de cierta ambivalencia: el debatirse entre el amor humano y el divino. Y esto puede movernos a hablar de una doble personalidad en él. En definitiva, su pluma lo dice mejor que yo: 2 am. Es la hora del Oficio Nocturno, y la iglesia/ en penumbra parece que está llena de demonios./ Esta es la hora de las tinieblas y de las fiestas./ La hora de mis parrandas. Y regresa mi pasado./ “Y mi pecado está siempre delante de mí”./ Y mientras recitamos los salmos, mis recuerdos/ interfieren el rezo como radios y como roconolas./ Vuelven viejas escenas de cine, pesadillas, horas/ solas en hoteles, bailes, viajes, besos, bares.

Otra constante en Cardenal, relacionada con el ejemplo anterior, es la influencia —muy marcada— religiosa, de las sagradas escrituras, en su obra. A tal punto que crea un sistema, el cual atrapa desde los primeros versos al lector, que toma como estructura a los salmos. Pero esta vez, con un sentido crítico, es decir, si los salmos bíblicos nombran Bienaventurado al varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; En los salmos de Cardenal es Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del partido/ ni asiste a sus mítines/ ni se sienta a la mesa con los gansters.( Salmo 1)

Ernesto Cardenal quiere ser un David, un Moisés o un Salomón[3], de nuestro siglo. Si los salmos del antiguo testamento son cantos, oraciones, alabanzas, bendiciones, súplicas, peticiones, aclamaciones, que dirigen las comunidades hebreas orantes hacia Dios, los salmos de Cardenal son también cantos, oraciones, alabanzas, bendiciones, súplicas, peticiones, aclamaciones, que dirige —siendo el portavoz del pueblo sufriente—hacia Dios, y haciendo nombrar sucesos y actantes injustos de su época.

En el “Salmo 4”, Cardenal invoca a Dios y reclama la insensatez de los gobernantes: ÓYEME porque te invoco Dios de mi inocencia./ Tú me libertarás del campo de concentración./ ¿Hasta cuándo los líderes seréis insensatos?/ ¿Hasta cuándo dejaréis de hablar con slogans/ y de decir pura propaganda?Cardenal suplica escucha, pide a Dios que se muestre atento a sus palabras y crítica de esta manera la dictadura de Somoza: Escucha mis palabras oh Señor oye mis gemidos/ Escucha mis protesta/ porque no eres tú un Dios amigos de los dictadores/ ni partidarios de su política/ ni te influencia la propaganda/ ni estás en sociedad con el gánster.

En la obra de Cardenal hay varias instancias que posiblemente señalan cambios en su visión de la poesía, sin embargo, en todas ellas hay una imbricación en la que tradición y ruptura establecen una alianza a favor del texto poético. Si, como se ha señalado, en sus inicios existe una impronta lírica de carácter neorromántico, hay ya ahí, igualmente, un tono que revela la capacidad auditiva de quien sin respetar ya las formas tradicionales conservará siempre un registro propio, que incluso en sus momentos de mayor prosaísmo confía en una métrica del alma. Cardenal está emparentado con poéticas y sentimientos aparentemente disímiles, como la de los antiguos latinos y la de los indígenas precolombinos. El hondo sentimiento bíblico de los Salmos y el Cantar de los Cantares, se une en momentos a la visión oriental de las poesías china y japonesa.(Luis Alberto Angulo, http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Diario/02_18_05_09.html)

En “El estrecho dudoso”, sin embargo, el poeta hace la voz de las crónicas de indias, la suya; es un intento de unir dos épocas distintas en el verso: “Y Alvarado a Cortés: ‘…También me han dicho/ que a cinco jornadas delante de una ciudad muy grande/ que está a veinte jornadas de aquí,/ se acaba esta tierra… si así es/ certísimo tengo que es el estrecho…’ (la Reina) Nuestro governador que es o fuere/ de la probincia de Nycaragua: yo soy ynformada/ que junto a la ciudad de Granada, que es en esa tierra,/ ay una laguna de agua dulce y sale della un Desaguadero/ que va a la mar del norte, que es un río muy grande/ como el Guadalquivir que pasa por Sevilla/ y que allí se llevó el oro que tenía Monteçuma”. A mi parecer, este es un intento muy similar al de los Salmos, puesto que toma como referencia un texto, toma de ellos sus elementos sintácticos y lingüísticos, para luego, adecuarlos al molde del siglo XXI.

De esta manera, puedo afirmar que la poesía de Cardenal, será, en la mayoría de las ocasiones, un intento de resurrección. Es una de las constantes de mayor trascendencia. Posiblemente sea también una influencia bíblica — Un nuevo Cristo muerto, y que el poeta desea volver a la vida, a la resurrección con las palabras, y que vendría a ser el pueblo nicaragüense, ciudades o sociedades antiquísimas como las Mayas, las Machu Pichu, etc.,—. De esta manera en “Las ciudades perdidas, es palpable el intento (imposible por cierto) de resucitar una ciudad, en medio de la capital: “De noche las lechuzas vuelan entre las estelas,/ el gato-de-monte maulla en las terrazas(Intento aquí de mezclar un ambiente Maya con uno moderno)[4],/ el jaguar ruge en las torres/ y el coyote solitario ladra en la gran plaza/ a la luna reflejada en las lagunas/ que fueron piscinas(Aquí hace una inversión Cardenal, puesto pone a la piscina —propia de época moderna—, como algo que existió en pasadas épocas, y a la laguna —propia de época antigua—, en contraposición con la piscina—, como algo existente en la modernidad)en lejanos Katunes[5]. Ahora son reales los animales/ que estaban estilizados en los frescos/ y los príncipes venden tinajas en los mercados./ ¿Pero cómo escribir otra vez el jeroglífico(Resurrección),/ pintar al jaguar otra vez, derrocar los tiranos?/ ¿Reconstruir otra vez nuestras acrópolis tropicales,/ nuestras capitales rurales rodeadas de milpas?(El ambicioso intento utópico de Cardenal de querer ver una capital decorada con milpas entre edificios y carreteras)

“Las cigarras”, es uno de los poemas que más refleja este aspecto. La palabra resurrección es mencionada en tres ocasiones, es un canto que intenta revivir, y puesto en boca de las cigarras y de los monjes trapenses (reflejo este de su experiencia): “En Pascua resucitan las cigarras/ —enterradas 17 años en estado de larva—/ millones y millones de cigarras/ que cantan y cantan todo el día/… cantan como trapenses en el coro/ delante de sus Salterios[6] y Antifonarios[7]/ cantando el invitatorio a la resurrección./ Al fin de mes el canto se hace triste,/ y uno a uno van callando los cantores,/ y después solo se oyen unos cuantos,/ y después ni uno. Cantaron la resurrección.”

En “Cementerio trapense”, el poeta inicia contando que ha llegado la primavera, pero que Ahora vosotros sois fósforo, nitrógeno y potasapor lo que se da a la tarea, nuevamente, como un profeta, de anunciar la resurrección: Pero cuando el cosmos vuelva a; hidrógenos original/ —Porque hidrógenos somos y en hidrógenos nos hemos de convertir—/ no resucitaréis solos, como fuisteis enterrados,/ sino que en vuestro cuerpo resucitará toda la tierra:/ la lluvia de anoche, y el nido del reyezuelo,/ la vaca Holstein, blanca y negra, en la colina,/ el amor del cardenal, y el tractor de mayo.

En “Detrás del monasterio”, poema que viene a ser símbolo de la sociedad materializada e industrializada en la que vivimos, los desperdicios son el protagonista, una cantidad de cosas inservibles —como si mirásemos un basurero—, que el poeta intenta resucitar (¿nuestra sociedad, muerta y oxidada?): Detrás del monasterio, junto al camino,/ existe un cementerio de cosas gastadas,/ en donde yacen el hierro sarroso, pedazos/ de loza tubos quebrados, alambres retorcidos,/ cajetillas de cigarrillo vacías, aserrín/ y zinc, plástico envejecido, llantas rotas,/ esperando como nosotros la resurrección”

En “8 Ahau”[8], Cardenal hace una fuerte crítica a los gobernantes de su época —Los hijueputas, como él les dirá—, quienes mandan con violencia y exasperan al pueblo. Por lo tanto, toma papel y pluma esta vez con la voluntad del poeta comprometido —Los poetas, los/ que protegemos al pueblo con palabras— para incitar a la resurrección: Palabras falsas han llovido sobre nosotros/ sí, hemos tenido un ataque de palabras/ el pan de la vida/ nos ha sido reducido a la mitad/ los discursos del demonio llamado Ah uuuc[9], El-siete-muerte/ Ahora nos gobiernan los coyotes/ ahora los lagartos están mandando/… En palabras pintadas está el camino/ en palabras pintadas el camino que hemos de seguir./ Mirad la luna, los árboles de la selva/ para saber cuándo habrá un cambio de poder./ ¿Qué clase de estela labraremos? Mi deber es ser intérprete/ vuestro deber (y el mio)/ es nacer de nuevo(Resurrección)”

Al inicio de mi ensayo elaboré una interrogante: ¿cuáles son los temas más recurrentes? Luego de realizar un breve análisis de su obra, puedo señalar aquellos que, a manera de conclusón, logré identificar como los más sobresalientes, y entre los que puedo mencionar son: el amor (humano y divino), conciencia política, el poeta mismo y su labor en la sociedad, la humanidad en el hombre, la revolución, la presencia del gringo, la remembranza, el sentido de la existencia (una búsqueda), el deseo de una vida austera, la bohemia, las sagradas escrituras (marcada influencia), la resurrección, la industrialización y materialidad del siglo XXI y las ciudades y civilizaciones precolombinas.

Esto me lleva a considerar que la lectura de un poeta como Cardenal, es una aventura hacia la conciencia de las problemáticas que asolan al hombre, desde las más espirituales y que viven en su fuero interior, hasta las externas y que viven en la injusticia de la sociedad.

 

Bibliografía:

http://www.Rae.es

(http://revistadeletras.net/author/alejandra-crespo/).

Barrera Vásquez, Alfredo; (1980), Cordemex, ed., Diccionario Maya – Español – Maya, Mérida, Yucatán, México.)

Morales, Manuel (1996). Ernesto Cardenal, consagrado, Guatemala.

Barrera Vásquez, Alfredo; et ál. (1980), Cordemex, ed., Diccionario Maya – Español – Maya, Mérida, Yucatán, México.

https://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Cardenal

Osborne, Deborah (1994–95). La historia de la transcripción de las lenguas mayas. Amerindia, Revue d’Ethnolinguistique amérindienne.

 

Notas a pié de página:

[1](http://revistadeletras.net/author/alejandra-crespo/).

[2]José María Moncada. (San Rafael del Sur, 1871 – Managua, 1945) Político y militar nicaragüense, presidente de la República entre 1929 y 1933.

[3]  Hasta nosotros han llegado los salmos con nombres de paternidad discutible. Junto a los títulos de muchos de los salmos nos encontramos con la atribución de la obra a personajes destacados para el pueblo (David, Salomón, Moisés,…). Hasta hace muy poco tiempo, el salterio consideraba la presencia del rey David como padre de la colección: Libro de los salmos de David. Una atribución que nadie sostiene en la actualidad. Así pues, la autoría de los salmos quedará como una incógnita de la Sagrada Escritura siendo las únicas referencias las que aportan los títulos de los mismos salmos. Muchas de ellas, repito, absolutamente inverosímiles. (https://salmosdavid.wordpress.com/autor/)

[4]Comentario mío en negrita

[5]Katún (en mayaK’Atun, ‘especie de veinte años’‘hun katún (veinte años);ka katún (cuarenta años);ox katún (sesenta años)’) Unidad de tiempo del calendario maya equivalente, según la versión más aceptada, a veinte años (en años —tunes— de 360 días), esto es, 7.200 días. Sin embargo, para algunas fuentes, un katún es un periodo de 13 años que contaban los mayas. A pesar de esta discrepancia interpretativa, en lo que todos los mayistas están de acuerdo es que katún significa fin de periodocierre de periodo de tiempo, ya que k’al tun significa enlengua maya piedra que cierra. (Barrera Vásquez, Alfredo; (1980), Cordemex, ed., Diccionario Maya – Español – Maya, Mérida, Yucatán, México.)

[6]Libro canónico del Antiguo Testamento, que contiene las alabanzas de Dios, de su santa ley y del varón justo, particularmente de Jesucristo, que es el primer argumento de este libro. Consta de 150 salmos, de los cuales el mayor número fue compuesto por David. (www.Rae.es)

[7]El antifonario era el libro litúrgico de los ritos latinos de la Iglesia católica que recoge las antífonas de todo el año, dispuestas según el orden del calendario, entre las que se intercalaban oportunamente las de las solemnidades y fiestas.(www.Rae.es)

[8]Ahau —escrito también ajaw, de acuerdo con las normas ortográficas para las lenguas mayas empleadas en fuentes recientes o escrito ahawen fuentes anteriores— es la denominación de la clase gobernante (los dignatarios) de las ciudades-estado de la cultura maya. Este término ha sido interpretado como un sinónimo de réguleseñordirigenterey o líder; pero este término abarca a todos los miembros de la casta gobernante, y no solo a un individuo. El título de ahau también le fue concedido a la casta sacerdotal maya. También fue el nombre del vigésimo día del calendario ritual de los mayas. (Osborne, Deborah (1994–95). La historia de la transcripción de las lenguas mayas. Amerindia, Revue d’Ethnolinguistique amérindienne.)

 

[9]Los dos últimos katunes de 8 ahau significaron el declive total de la cultura maya, siendo el correspondiente al 1697 al 1717 la caÍda de la última ciudad maya en las tierras altas de Tayasal, a partir de allí comienza el periodo de oscuridad de los pueblos mayas que resurgirán a partir del final de la cuenta larga, próximo a concluir en el 2012. En libro maya, “El Chilam Balam”, este demonio que nombra Cardenal aparece profetizando la llegada de los españoles “Así les dijo el demonio llamado Ah Uuc Satay (el siete-muerte) el que reside en Chuncaan, (Base-del.-cielo) lugar de Ah Uuc Satay. Les dolía el corazón porque vendrían los extranjeros y terminaría el imperio del demonio, por eso leían sus papeles los nefastos Ah Kines, sacerdotes del culto solar, falsos curas, buscando cómo vendría la culpa por la voluntad del Señor Universal, el que está arriba, para el bien recreándose en la miseria y en el sufrimiento de todas las cosas”. (http://mayananswer.over-blog.com/article-los-mayas-y-el-ciclo-de-8-ahau-40955911.html)

 

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